La actividad física es una de las mejores fórmulas para combatir y prevenir el desgaste del cartílago de las articulaciones. Además, mejora la autoestima, ayuda a mantener la movilidad y aumenta la flexibilidad, la fuerza y la resistencia.

Aunque numerosos estudios relacionan el desarrollo de la artrosis con la actividad física, se ha comprobado que trotar de forma regular retarda el desgaste. También se demostró que las personas que corrían tenían mayor densidad ósea que aquellas que no realizaban ninguna actividad física.

Antes de empezar a ejercitarse es necesario que algún especialista (un ortopedista o un quiropráctico) haga una valoración para determinar en qué áreas articulares se requiere más atención y en cuáles se debe tener más cuidado.

Las siguientes son algunas de las actividades que se pueden practicar sin supervisión, ya que en éstas las articulaciones no realizan movimientos bruscos ni extenuantes (recuerde que antes de cualquier actividad debe hacer ejercicios de calentamiento).

• Caminar

• Nadar y/o gimnasia acuática

• Correr

• Andar en bicicleta

• Yoga

• Estiramientos-flexibilidad

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