Con el incremento de la esperanza de vida, la reducción de la mortalidad global y, muy especialmente, la disminución de la mortalidad infantil, el panorama mundial en materia de salud ha cambiado radicalmente en este siglo. Sin embargo, como algo inherente a la tecnificación y el desarrollo, los accidentes son hoy una de las primeras causas de muerte en amplios grupos poblacionales, sobre todo en la infancia, la adolescencia y la juventud.

Se trata de un problema global, por lo que hoy en día la prevención se ha convertido en el pilar fundamental de los programas de salud pública de la mayoría de los países. Por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que "la mejor vacuna contra los accidentes es la educación". Ante este panorama, tomamos los primeros dos de los cinco puntos prioritarios que la Academia Americana de Pediatría propone para la seguridad y bienestar de los niños: adultos responsables y lugares seguros.

En México la primera causa de defunción de niños de uno a 14 años son los accidentes, 90% de los cuales se podrían evitar. La mayoría de los accidentes que afectan a los niños menores de un año —que son el objeto del presente trabajo— ocurren en el hogar, y generalmente hay un adulto responsable. Nuestro objetivo es contribuir a la prevención primaria, dirigida a preservar la seguridad de los niños de esa edad por medio de recomendaciones sencillas y de muy bajo costo, que pueden reducir hasta en 50% los accidentes.


Qué es un accidente
Se entiende por accidente toda aquella lesión no intencional que origina daño corporal o mental y que ocurre en forma brusca e imprevista. Se distinguen tres elementos básicos:
• Un sujeto susceptible
• Un ambiente físico y humano favorable
• Agentes que lo provocan

Por ser dependiente y muy susceptible, un niño de menos de un año reúne estas tres características, y el hogar se puede convertir en un lugar inseguro donde existen los elementos o circunstancias que podrían infligir daño si no se cuida adecuadamente. Claro que en este caso la edad es la variable más importante, porque las amenazas a la integridad física y mental del bebé son distintas a lo largo del desarrollo psicomotor. Dado que no es capaz de protegerse a sí mismo, de percibir el peligro ni de desplazarse solo más allá de su hogar, resulta obvio que detrás de cada accidente infantil hay un adulto responsable, ya sean los padres o los cuidadores. Las principales causas de accidentes se relacionan con el síndrome de muerte súbita del lactante, descensos o ascensos de la temperatura, sofocación y asfixia por la forma de dormir, cama compartida, exposición al humo del tabaco, caídas, quemaduras e intoxicaciones, accidentes en automóvil, y ahogamientos, atragantamientos y heridas en el caso de los niños entre los 9 y los 12 meses, que por su desarrollo psicomotor ya pueden desplazarse y alcanzar objetos potencialmente peligrosos. Todos ellos, excepto los accidentes de tránsito, tienen en la mayoría de los casos el hogar como escenario.

El síndrome de muerte súbita del lactante
Se define como la muerte repentina de un niño menor de un año, aparentemente sano, que ocurre durante el sueño. Como resultado de los estudios de autopsia, de la investigación de la escena del fallecimiento y del análisis de la historia clínica, se considera como un proceso multifactorial que durante el sueño trastorna la respiración (apnea o pausa en la respiración), el control cardiovascular y disminuye los reflejos protectores de la vía aérea (tos, estornudos), lo que ocasiona que el bebé sea incapaz de despertar en situación de peligro. En Latinoamérica la tasa de fallecimientos por este motivo es de 0.4 a 0.8 por cada 1 000 nacidos vivos, 80% de los cuales ocurre durante los primeros seis meses. Y aunque no se conoce la verdadera causa, existen factores que incrementan el riesgo. Cabe mencionar que los hijos de madres adolescentes, de fumadoras activas, de quienes consumieron drogas durante el embarazo, así como los recién nacidos prematuros o los que incluso siendo de término nacen con bajo peso, tienen mayor riesgo de sufrir esta situación.

Acciones para reducir la incidencia de muerte súbita del lactante
• Evitar el abrigo excesivo. Evitar el abrigo excesivo. Especialmente los recién nacidos, pero también durante los primeros tres meses de vida, los bebé; son muy lábiles a los cambios de temperatura por la inmadurez de
su centro termorregulador, lo que explica su facilidad para perder calor si hace frío, así como una mayor dificultad para refrescarse cuando hace calor. Por lo tanto, dependen de quienes los cuidan para mantener su temperatura en los parámetros norma les. Una habitación que se encuentre entre los 18 y lo 22° C es adecuada en la mayoría de los casos; adema hay que dejarles la cara y la cabeza descubiertas por que tienen un papel muy importante en el control d la temperatura. Para cubrirlos use sábanas o manta delgadas, pues los edredones favorecen el exceso d calor y dificultan la ventilación. Tanto la hipotermia como la hipertermia interfieren en la función respi ratoria y pueden conducir a una muerte súbita.
• Evitar compartir la cama. El bebé debe dormir solo en su propia cuna. Compartir cama con otros niños mayores o adultos representa riesgos de sofoca miento, aplastamiento y asfixia durante el sueñe que pueden provocar la muerte inmediata del niño
• Hay que acostarlo boca arriba. Desde diciembre de 1996 la Academia Americana de Pediatría emiti esta recomendación para todos los niños menores c un año, especialmente para los recién nacidos, con fin de prevenir la muerte súbita por asfixia, tapar: la vía respiratoria con el colchón, la sábana, la almohada, o que se asfixien con sus propias secreciones alimento en caso de regurgitación.
• Evitar la exposición al humo de tabaco. El lactante menor —y específicamente el recién nacido— que se expone a la nicotina presenta una menor saturación de oxígeno, con alteraciones en el aparato respiratorio (apnea) y reducción de los reflejos protectores de la vía aérea (tos, estornudos), con el consiguiente riesgo de sufrir muerte súbita.
• Acostarlo en una superficie firme. Es importante que el colchón tenga una superficie firme q ensamble perfectamente en la cuna y cubra el fondo sin dejar huecos a los costados donde quepa el niño,
su cabeza o alguno de sus miembros. Se debe cubrir con sábanas o mantas, dejando libres la cabeza y ambos brazos; estos deben quedar por encima de la sábana, y los pies apoyados en la cuna. Estas dos últimas acciones disminuyen la posibilidad de que el niño se deslice por debajo de las sábanas, éstas le cubran el rostro y debido a ello pueda sufrir asfixia por sofoca miento.
• Alimentación al seno materno. En la literatura mundial hay un número importante de trabajos de investigación sobre el papel de la alimentación al seno materno para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante, y aun cuando la Academia Americana de Pediatría considera insuficientes las evidencias para pronunciarse decididamente en favor de este concepto, se acepta en lo general como la manera natural y adecuada de alimentar a un niño durante sus primeros seis meses de vida.

Los trabajos demostraron un efecto protector contra este síndrome cuando se da el pecho de manera exclusiva durante más de seis semanas a los hijos de madres no fumadoras. Sin embargo, en los niños que fueron expuestos a la nicotina, el efecto protector se volvió no significativo.

La nicotina es soluble en el agua y en los lípidos, y su concentración es mayor en la leche humana que en el plasma debido al pH. En las madres fumadoras, la concentración de nicotina en la leche es 2.9 veces mayor que en el plasma, por lo que los lactantes hijos de madres fumadoras tienen niveles de excreción urinaria de nicotina mayores que los fumadores pasivos adultos, y niveles similares a los de los fumadores activos.

Deben destacarse dos situaciones que explican, en parte, la menor incidencia del síndrome de muerte súbita en los lactantes alimentados con pecho de madres no fumadoras:
En primer lugar, la muerte ocurre durante el sueño del lactante, principalmente durante la noche, por una apnea o pausa en la respiración que puede revertirse si se percibe en el momento y se estimula al niño. Como las madres que amamantan a sus hijos permanecen más tiempo en contacto con ellos a esa hora, intercambiando estímulos sensoriales -(sonidos, contacto de piel a piel, movimientos, etcétera), el patrón de sueño del lactante se modifica y se incrementa el número de veces que se despierta. La presencia materna aumenta la vigilancia y con ello la posibilidad de intervenir a tiempo ante cualquier problema que amenace la vida del bebé.
En segundo lugar, al estudiar los casos de niños que presentaron el síndrome de muerte súbita se descubrió mayor evidencia de infección respiratoria o gastrointestinal previa en aquellos que no habían sido alimentados al seno materno. Así, resulta indiscutible el papel protector de la leche materna que, entre otras propiedades, tiene componentes antiinfecciosos (anticuerpos bacterianos variables, IgA secretora, macrófagos, lacto-ferrina, etcétera) que incrementan la capacidad de respuesta inmunológica de estos niños, cosa que no ocurre con otro tipo de leche.

Las caídas
A medida que los bebés van adquiriendo mayor agilidad es fácil que sufran varios tipos de accidentes, sobre todo a partir de los seis meses. Aunque las caídas provocan todo tipo de lesiones, los traumatismos de cráneo son las más frecuentes.

• En los pequeños de menos de un año, las caídas generalmente ocurren cuando una persona no idónea los toma en brazos, como otro niño o personas de edad avanzada.
• La primera vez que se dan vuelta solos, los niños suelen caerse, porque la mayoría de las mamas se encuentran desprevenidas.
• A menudo se caen porque se quedan solos en camas grandes mientras la persona encargada busca la ropa o el pañal para cambiarlos.

Para prevenir traumatismos en la cabeza, conviene seguir las siguientes recomendaciones:
• La cuna debe reunir las especificaciones estructurales reglamentarias: barrotes que tengan una separación de menos de 8 cm, por lo general de entre 6 y 7.5 cm, y a partir del soporte inferior la altura de la barandilla no debe ser inferior a los 60 cm.
• Dentro de la cuna no debe haber muñecos grandes, almohadas grandes, etcétera, sobre los cuales se pueda subir, rebasar la altura de protección de la cuna y caerse.
• No utilizar andador si hay alfombra, tapetes o desniveles en el piso, puertas abiertas o escaleras por donde se pueda caer.
• No colocar el porta bebé con el niño en superficies irregulares o inseguras, como las camas.
• El porta bebé con el niño se debe colocar en el piso, y no sobre mesas, burós, etcétera.
• El área donde el pequeño empieza a caminar debe estar libre de juguetes y otros objetos.

Asfixias, atragantamientos y ahogamientos
Día a día los niños van desarrollando nuevas habilidades y con ello aparecen nuevas amenazas para su integridad. Esto es fácil de observar desde los seis meses de edad.

• Junto con la curiosidad propia de su desarrollo, surge el riesgo de que se introduzcan cuerpos extraños en la boca, que pueden emigrar a las vías respiratorias con consecuencias muchas veces fatales; por lo tanto, no deben tener acceso a objetos pequeños, alimentos como semillas, cacahuates, granos de maíz, frijol, etcétera.
• No ponerles cadenas, cintas q collares alrededor del cuello, ni anillos o pulseras.
• Impedir que jueguen con bolsas de plástico o globos, porque si se los llevan a la boca pueden asfixiarse con ellos.
• Si sorprende al niño con un objeto pequeño en la boca, evite provocarle llanto antes de retirárselo; de lo contrario puede propiciar que ingrese a la vía aérea.
• No le introduzca alimentos en la boca cuando esté llorando, riendo, caminando o durmiendo, para evitar sofoca miento accidental.
• El bebé debe dormir sin almohada y con los pies apoyados en el fondo del moisés para que no se deslice debajo de las sábanas y se sofoque.
• El ambiente donde el niño se encuentra debe estar libre de humo, ya que éste puede provocar sofocación e incrementar además la incidencia del síndrome de muerte súbita. El bebé no debe dormir con muñecos grandes que puedan aplastarlo o sofocarlo. Por el riesgo de asfixia o ahogamiento al ser desplazado, atrapado en medio o sofocado por un niño mayor o un adulto, el bebé no debe compartir cama.

Prevención de heridas
No permita que el niño juegue con tijeras, cuchillos u otros instrumentos punzocortantes. Aleje todos los aparatos de metal o plástico que tengan bordes cortantes o astillados. Fíjese en la edad recomendada por el fabricante para cada juguete.

No debe tener acceso a objetos de vidrio que se puedan romper. Si ve al bebé sosteniendo algún objeto de vidrio, no le grite: si se asusta lo soltará y se incrementará el riesgo de que se lastime si el objeto se rompe o lo golpea. Es necesario proteger las esquinas de las mesas, especialmente las que son de cristal, que suelen estar a la altura de la cabeza del niño que empieza a caminar.
Hay que colocar las plantas punzantes (con espinas, como rosales y cactos) en lugares visibles y fuera de su alcance.

Quemaduras
Como causa de muerte en menores de un año las quemaduras representan el tercero o cuarto lugar, y los peligros están directamente relacionados con su entorno y su desarrollo psicomotor.

El mecanismo de la quemadura es diverso, por lo que se puede hablar de quemaduras de la mucosa oral por la administración de leche caliente con biberón, escaldaduras por el agua caliente de la bañera, etcétera; está también el caso del niño que ya se desplaza gateando o se para apoyándose en los muebles y se vuelca algún líquido caliente, generalmente alimentos, al tratar de sostenerse del mantel donde se encuentran los recipientes que los contienen.

También están las quemaduras provocadas por agarrar objetos calientes, como planchas, radiadores, braseros y otros. Las quemaduras eléctricas se producen al morder cables que conducen electricidad o al introducir objetos metálicos en los contactos.
Las quemaduras provocadas por químicos que se utilizan en la limpieza, como la sosa cáustica y el ácido muriático, merecen especial atención por los estragos que causan en la cavidad oral, y sobre todo en el esófago, con secuelas que afectan gravemente la calidad de vida del niño.

Recomendaciones:
• Vigilar la temperatura del biberón antes de alimentar al niño, especialmente si fue calentado en horno de microondas, y agitarlo para que la temperatura sea homogénea.
• Verificar la temperatura de la bañera antes de meter al niño.
• Impedir que el niño tenga acceso a radiadores, chimeneas y braseros.
• No dejar la plancha caliente al alcance del bebé.
• Poner tapones en enchufes y contactos eléctricos.
• Retirar los cables que conducen electricidad de las áreas donde el pequeño se sienta o gatea.
• Guardar todo tipo de sustancias corrosivas fuera del alcance de los niños.
• No pasar tazas, platos, ollas calientes por encima o cerca de un niño porque el contenido se puede derramar y quemarlo.
• Los calentadores y otros aparatos deben ser instalados por personal calificado y quedar fuera del alcance del bebé.
Accidentes de automóvil

Los accidentes automovilísticos constituyen una importante causa de mortalidad, y son la primera causa de muerte de niños de entre cinco y 14 años, mientras que para los menores de un año el riesgo es más bajo: 4.4 por cada 100 000. El 99% de los bebés que nacen en hospitales es trasladado en automóvil a su domicilio, pero por lo general de manera inadecuada, en brazos de un adulto que se sienta en el asiento del copiloto o en alguno de los extremos del asiento trasero. Estos actos inseguros exponen al bebé a morir en caso de un choque de frente, ya sea por el impacto mismo, por sofocación con las bolsas de aire del automóvil o en los laterales por una colisión de costado. Se recomienda poner a los lactantes en una silla o portabebé para automóvil en el centro del asiento trasero, con el niño mirando hacia atrás, y sujetar correctamente tanto al pequeño como el porta bebé, de acuerdo con las especificaciones del fabricante del asiento. Su uso correcto tiene una efectividad de 71% en la prevención de muertes por accidente automovilístico.

Además se recomienda limitar los viajes en automóvil durante los primeros 28 días de vida de los recién nacidos, sean prematuros o a término, ya que se ha observado que a partir de los 60 minutos de estar sujetos a la silla sufren descensos hasta de 60% de la saturación de oxígeno, lo que puede propiciar la aparición de apnea (pausa prolongada en la respiración). Ante esta situación se recomienda que el viaje no supere los 90 minutos, o bien, parar cada 90 minutos, desatar al bebé y cargarlo unos diez minutos antes de reanudar la marcha.

Intoxicaciones
Aunque en los lactantes las intoxicaciones son poco frecuentes por su limitada capacidad de desplazamiento, se han observado casos de ingestión de medicamentos o sustancias tóxicas, como productos de limpieza o plaguicidas que encontraron a su alcance, situación que se debe al descuido de los padres o los cuidadores. Las manifestaciones clínicas dependerán del fármaco o tóxico ingerido, lo cual determina asimismo el tratamiento que se debe seguir.

Las medidas de prevención consisten en no dejar medicamentos y sustancias tóxicas a su alcance. Por regla general deben guardarse en sitios a los que los niños no tengan acceso. Es práctica común dejar los productos de limpieza debajo de fregaderos o lavabos, en envases con formas o colores llamativos, o lo que resulta peor, en envases que el niño identifica como alimentos. Esto último suele ocurrir cuando se hacen compras a granel y se emplean recipientes inadecuados. La industria está adoptando medidas preventivas, como incluir tapones de seguridad y desaconsejar que se transvasen los productos.

Algunas otras recomendaciones son:
• El botiquín debe colocarse a una altura inaccesible para el niño.
• No se debe dejar medicamentos en mesas, cajones o lugares al alcance del niño.
• Jamás hay que guardar fármacos en los bolsos de mano, o al menos no dejarlos al alcance de los pequeños, ya que suelen vaciar el contenido de éstos y llevárselos a la boca.
• Con respecto a los medicamentos que el propio niño utiliza, además de colocarlos fuera de su alcance se deben usar las tapas correspondientes para sellarlas herméticamente.
• Los calefactores que consumen algún tipo de combustible deben ser instalados por personal calificado y en áreas que tengan ventilación.
• Nunca se debe usar carbón como calefactor en áreas cerradas.

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