El acné es una enfermedad de la piel que puede durar mucho tiempo y que se caracteriza por la presencia de lesiones conocidas como "granos", "barros" o "espinillas", médicamente llamadas comedones. Tiene un importante impacto físico, psicológico y social en quien lo padece.

Las causas del acné son varias, y actualmente se acepta que entre los factores que participan en su aparición se encuentran la genética, la raza, la edad, la alimentación y los niveles hormonales —principalmente de las llamadas "hormonas sexuales", que son las responsables de los cambios en el cuerpo durante la adolescencia—; también se sabe que la presencia de algunos microorganismos en la piel (hongos y bacterias) es importante para que se produzca la enfermedad.

El acné es un padecimiento muy frecuente: ocho de cada diez personas lo sufren por lo menos una vez en su vida. El mayor número de casos de esta enfermedad se da en adolescentes (entre los 12 y los 18 años de edad), y es un poco más frecuente en hombres que en mujeres; una de cada cuatro consultas en dermatología se deben a esta enfermedad, en gran parte por las repercusiones que tiene sobre la apariencia, la imagen y la autoestima de los pacientes, y más si se trata de los adolescentes, que se hallan en una etapa que se caracteriza por la necesidad de crearse una imagen propia y de incursionar en las relaciones sociales.

El comedón

Cada pelo o vello de nuestro cuerpo tiene en su base, dentro de la piel, una glándula que segrega una sustancia grasosa que sirve para lubricar la piel y para protegerla de los microorganismos. Los comedones (barros o espinillas) se producen por la acumulación de esa grasa de las glándulas sebáceas y por el aumento del número de bacterias y hongos en la zona afectada, que quedan "atrapados" en la base del pelo; todo esto se acompaña de una respuesta del sistema inmunoló-gico (inflamación) que conlleva la aparición de lesiones inflamatorias con pus.

Las zonas del cuerpo que con mayor frecuencia resultan afectadas son la cara, el pecho y la espalda. La gravedad del acné es muy variable y puede ir desde unas cuantas lesiones leves en la cara hasta extensas áreas del cuerpo en las que se pueden producir lesiones deformantes.

Idealmente, el diagnóstico del acné lo debe hacer un especialista de la piel (un dermatólogo), para que investigue todos los factores que pudieran estar afectando al paciente, así como para descartar que se trate de otra enfermedad que también produzca comedones, como pueden ser algunas reacciones por el uso de medicamentos o cremas cosméticas; en la mayoría de los casos la exploración física y el interrogatorio son suficientes para hacer el diagnóstico, es decir, que rara vez se requieren otros métodos (estudios de laboratorio, biopsia, etcétera) para establecerlo.

Debido a su origen multifactorial y porque es una enfermedad de larga duración, para el tratamiento del acné se deben adoptar varias medidas, entre ellas modificar los hábitos de higiene y la aplicación de tratamientos locales sobre las lesiones; también se debe combatir la producción de grasa de la piel con medicamentos específicos y evitar que las bacterias u hongos que pudieran estar involucrados en la enfermedad proliferen, administrando antibióticos específicos.

La automedicación con cremas o lociones puede dar buenos resultados en el corto plazo; sin embargo, para el tratamiento definitivo del acné se debe consultar a un dermatólogo que indique el tratamiento y dé seguimiento al paciente.

¿Acné o rosácea?

No debe confundirse al acné con la rosácea, que en publicaciones de divulgación poco serias también ha sido mal llamada rosilla. La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que, a diferencia del acné, no afecta primariamente al folículo pilosebáceo. Aunque todavía se discuten sus causas, que al parecer son una combinación de múltiples factores, se supone que uno de los más importantes es la afectación de la microcirculación en la piel de la cara, lo que le da su característico color rojizo a pequeñas inflamaciones de la piel. La rosácea es más común entre mujeres que entre hombres, y las afecta principalmente entre los 40 y 50 años, por lo que se cree que otro de los factores relacionados con ella puede ser hormonal, pues en esta etapa suelen iniciarse los cambios conducentes a la menopausia. Pareciera que, además de tener un componente de predisposición genética, la rosácea es más frecuente entre quienes han sufrido lesiones por exposición a los rayos ultravioleta, por ejemplo, quemaduras por el sol.

¿Por qué empeora el acné?

Por la acción de algunos medicamentos -principalmente los esteroides-, como la cortisona, el complejo B o los anticonceptivos.

• Por la presión que se produce al apretar (pellizcar) los comedones.

• Por la fricción con la ropa.

• Por cambios hormonales: menstruación, pubertad, menopausia.

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