Una de las funciones básicas para mantener la vida es la respiración. En el ser humano y en la mayoría de seres vivos superiores se realiza a través de los pulmones, los cuales funcionan automáticamente. Eso significa que continuamos respirando con regularidad durante el sueño e incluso en estados de inconsciencia; sólo un grave daño cerebral puede inhibir este automatismo respiratorio.
La principal función de la respiración es realizar un intercambio de gases. A través de la membrana de los alvéolos —que son las unidades respiratorias de los pulmones, unos pequeños saquitos que se llenan de aire y están al final de los bronquios, y que son precisamente los que se dañan si hay enfisema— ingresa oxígeno, un gas vital para la obtención de energía de todas las células del cuerpo. La energía mantiene la vida como la corriente eléctrica mantiene encendido un foco: si ésta se corta, el foco se apaga; si se reconecta, el foco enciende de nuevo, no así las células, que si se quedan sin energía luego de unos minutos mueren y ya no vuelven a funcionar, lo que causa daños irreversibles en tejidos y, órganos y finalmente, ocasiona la muerte del organismo entero.
Viaje hasta el último rincón
El oxígeno viaja a través de la sangre en los glóbulos rojos, más específicamente en la hemoglobina de éstos; por eso es importante tener la cantidad de hemoglobina adecuada. La deficiencia de ésta, que recibe el nombre de anemia, disminuye la transportación de oxígeno.
Las células toman el oxígeno y devuelven a la hemoglobina bióxido de carbono (CO ), que es el producto de desecho de la respiración celular en la obtención de energía. De ahí la gran importancia del oxígeno para la vida
El oxígeno es un gas inodoro, insípido e incoloro, que al condensarse (hacerse líquido) adquiere un color azulado. En la tabla periódica de elementos se encuentra en el grupo de los gases. Es biatómico, es decir, está formado por dos átomos; por lo que su denominación química es O . En su forma triatómica (03) se llama ozono y actualmente concentra la atención de todo el mundo, pues es el elemento que forma una capa protectora de nuestra atmósfera, cuya función principal es impedir el paso de radiaciones solares dañinas, pero que a causa de la contaminación se está deteriorando.
Química y oxígeno
El oxígeno es uno de los elementos más abundantes en nuestro planeta: constituye la quinta parte del aire, casi la mitad de la tierra y más de cuatro quintas partes del agua. Es imprescindible para la vida de las plantas y los animales, pues los seres vivos (salvo algunas contadas excepciones) obtienen su energía de la respiración, al combinar algunas sustancias químicas con oxígeno. Es también uno de los productos de la fotosíntesis que realizan las plantas, proceso mediante el cual se renueva el oxígeno de la atmósfera.
Al ser un elemento muy negativo por su carga electrónica, es fácil que se combine con la mayoría de los elementos, de lo cual resultan óxidos. Muchos metales se oxidan simplemente con el aire de la atmósfera, aunque en ese proceso tiene mucho que ver la humedad del aire, ya que el agua contiene todavía más oxígeno que el aire. La fórmula del agua indica que sus componentes son dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno: H90. Se puede obtener de manera industrial mediante dos procesos:
1) destilación del aire líquido por pasos;
2) electrólisis de las disoluciones alcalinas del agua.
El oxígeno tiene muchas aplicaciones; las más relevantes son:
• Combustible para sopletes, la producción de acero y procesos
donde se requieren altas temperaturas.
• En la industria química, para obtener sustancias líquidas como acetileno, cloro casero y ácido sulfúrico, y para obtener explosivos en estado líquido derivados de los nitratos.
• Como combustible de cohetes espaciales.
• Tratamientos médicos, como la oxigenoterapia.
Aplicaciones en la medicina
En medicina, el oxígeno es parte preponderante de los tratamientos para mantener la vida en casos de extrema gravedad. La oxigenoterapia es una acción básica que se lleva a cabo constantemente en centros hospitalarios, tanto en los servicios de urgencias como en las áreas de terapia intensiva y aun en la hospitalización normal. Por ejemplo, una descompensación cardiaca con edema pulmonar agudo (inflamación causada por acumulación de agua en las paredes pulmonares) requiere el uso temprano de oxígeno y constituye una de las principales medidas para salvar la vida del paciente. Desde su descubrimiento, la oxigenoterapia ha sido una medida para los casos agudos, súbitos y las agravaciones de procesos crónicos cuando existe peligro de pérdida de la vida o alteración grave de la función de uno o varios órganos.
El oxígeno también se utiliza en terapia crónicas de problemas respiratorios. Actual mente se emplea cada vez más en recién naci dos con problemas respiratorios o en niños con enfermedades de la membrana alveolar, como la fibrosis quística (que endurece los alvéolos' En algunos países ya se maneja un aditamento en forma de mochila que contiene oxígeno para que la madre pueda cargarlo mientras atiende al bebé.
Las carpas de oxígeno también se utiliza con frecuencia, ya que brindan un ambiente enriquecido que resulta benéfico en aquellos casos en los que el paciente tiene dificultad de movimiento. Este dispositivo funciona mediante un tubo de oxígeno con un interruptor eléctrico que regula la salida del gas según la saturación requerida.
Un estudio básico para medir la cantidad de oxígeno que hay en la sangre es la prueba de la presión parcial de oxígeno (Pa07). Si el resultado de ésta es inferior a 60 mm de mercurio, el paciente tiene insuficiencia respiratoria. Esta medición debe realizarse en la sangre arterial, procedimiento difícil y muy molesto, para el cual se requiere internar al paciente.
La mascarilla para oxígeno es otro aditamento muy usado; ésta debe cubrir tanto la boca como la nariz y estar conectada a un tubo de oxígeno con un frasco humidificador. De esta manera, el paciente recibe oxígeno con una saturación mayor que 21%.
Las mascarillas pueden ser de hule, silicón o plástico; estas últimas son más baratas, y como son transparentes se puede observar la cara del paciente y vigilar cambios de coloración, sobre todo en los labios.
Hay máscaras especiales para casos graves, las cuales permiten administrar mayor cantidad de oxígeno (hasta 60%); en cambio, las normales aportan entre 25 y 35 de oxígeno, y se usan cuando el problema es más leve.
Un método de oxigenación directa que se utiliza mucho es el catéter nasal, un tubo que se separa en dos tubos más pequeños y se coloca dentro de los orificios nasales (en algunos sitios se le llama bigotera).
Otros métodos para hacer respirar a un paciente son: el oxígeno a alta presión, que se utiliza en casos de EPOC severa (enfermedad pulmonar obstructiva crónica); las cámaras de alta presión, que se emplean cuando el problema no es obstructivo sino por parálisis de los músculos respiratorios, como en pacientes crónicos, por ejemplo, los que tienen secuela de poliomielitis infantil, síndrome de Guillain-Barré o intoxicación aguda por medicamentos que paralizan los músculos respiratorios, como algunos venenos organofosforados que se emplean en la fumigación agrícola.
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