¡Qué ricos son los nopales! ¿Y qué tal si los acompaña con unos charolitos? Estos alimentos son buenos para chicos y grandes y es conveniente integrarlos a nuestros hábitos de alimentación. Los nopales corresponden al grupo de las verduras, mientras que los charales al de las carnes; ambos dan variedad a los menús y en México son accesibles para todos los presupuestos.
Los nopales son una excelente verdura para acompañar nuestro platillo favorito: guisados, sopas, tlacoyos, sopes, huevos, frijoles, aguacate y lo que se nos ocurra, ya que son un verdadero lujo para el paladar. Se recomiendan para prevenir y controlar problemas de salud, como niveles altos de grasas en la sangre, diabetes e hipertensión arterial, entre otros. Cuando coma alguna carne con alto contenido de grasa, agregue nopales para reducir su absorción.
En los últimos años del siglo pasado resurgió el interés por los nopales como fuente alimenticia y de salud, por lo que no sólo se ha incrementado su consumo fresco, sino también deshidratado, como complemento en la medicina preventiva. En la actualidad muchos países los importan.
Los charales son una gran fuente de calcio y proteínas, no contienen colesterol ni grasa saturada, como las carnes; son rendidores, y combinados con nopalitos son un platillo muy nutritivo que protege la salud cardiovascular por su bajo contenido en grasa saturada y colesterol y, en el caso de los nopales, por su alto contenido en fibra.
Además de verduras y frutas de temporada, leguminosas (frijoles, habas, lentejas, soya, alubias) y cantidades moderadas de alimentos de origen animal, incluya charales y nopales en su alimentación; conserve un peso corporal adecuado a su estatura, haga 30 minutos de ejercicio al día, no fume y duerma ocho horas diarias. ¡Verá qué bien se va a sentir!

El Nopal
Sin duda el nopal es una de las maravillas de la naturaleza, ya que además de su sabor y versatilidad, tiene pocas calorías, las cuales provienen básicamente de hidratos de carbono complejos. Aporta una mínima cantidad de proteínas y está libre de grasas. Es rico en vitaminas A, C, algunas del complejo B (riboflavina y vitamina B6), minerales como calcio, magnesio, potasio, hierro y cobre, así como fibra dietética, la cual es una de sus principales cualidades.
La fibra es la porción que no se digiere de los alimentos; hay de dos tipos: soluble e insoluble. La primera se compone de gomas, mucílagos y pectina, la cual forma un gel en el intestino que absorbe y reduce su tiempo de vaciamiento, además de disminuir la velocidad de la absorción de la glucosa y del colesterol en la sangre. Por su parte, la fibra insoluble acelera el paso de las heces por el intestino y aumenta la cantidad y frecuencia de los movimientos intestinales, con lo que combate el estreñimiento y ayuda a prevenir ciertos tipos de cáncer, especialmente el de colon. Además, dos nopalitos asados antes de comer favorecen el control del apetito y contribuyen a la pérdida de peso; sin embargo, no se recomienda en problemas bucodentomaxilares, disfagias y várices esofágicas; puede provocar distensión abdominal, flatulencia y pirosis; está prohibido en diarreas, síndrome de mala absorción, cirugía, resección intestinal y en la preparación para estudios radiológicos y endoscópicos de colon, en urografías excretoras y en dietas con mínimo residuo.
Los nopales se pueden comer crudos o cocidos y combinados con huevos, chile, aves, mariscos o sopas. Se venden en escabeche, deshidratados, en salmuera y mermelada, así como en champú, jabón, crema, cápsulas, pastillas, jarabe, dulces y jugos, entre otros.

Información nutricional de 70 g del nopal
Hidratos de carbono: 3. legramos
Proteínas: 1.0
Grasas: 0.2 gramos
Kilocalorías: 15
Fibra dietética: 3.2 gramos
Vitamina A: 146 mg RE
Ácido ascórbico: 4.5 mg
Hierro: 0.9 mg
Potasio: 93 mg

El charal seco
Desde tiempos prehispánicos los charales desempeñan un papel importante en la alimentación de los mexicanos; son peces pequeños, procedentes de agua dulce y clara, de color blanco plateado, de unos 5 cm de longitud, y se venden frescos o secos. Estos últimos se deshidratan al aire libre y luego se someten a una fuerte concentración salina para poder conservarlos hasta por un año.
Además de ser ricos en calcio, potasio, fósforo, sodio, hierro, magnesio, yodo, niacina y vitaminas C, E, B y A, imprescindibles en el desarrollo del sistema nervioso, los charales secos contienen proteínas de alto valor biológico, pocas grasas, nada de hidratos de carbono y una gran cantidad de aceites omega 3. Por su carne magra y de fácil digestión se pueden incluir en los regímenes de adelgazamiento y en los de personas convalecientes, además de que ayudan a reducir los niveles
de colesterol y las enfermedades cardiacas, siempre y cuando se preparen al vapor, al horno o asados, porque capearlos incrementa las calorías y la grasa.
Por su alto contenido en sodio no se recomiendan para pacientes con hipertensión arterial; tampoco en casos de cirrosis, insuficiencia o daño renal e hiperuricemia. No lo deben consumir quienes sufran de gastroparesia, fístula intestinal, diverticulitis, esofagitis, ni los alérgicos a los mariscos.
Antes de prepararlos conviene remojarlos para reblandecerlos y eliminar el exceso de sal. Luego se les quita la cabeza, se lavan cuidadosamente y se preparan de diversas formas, con nopales, con papas en salsa verde o morita, se pueden hacer tortitas en salsa, con huevo, en tamales, capeados o bañados con limón como botana.



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