Higiene de Oidos, Nariz y Boca en personas mayores

El anciano es susceptible de padecer ciertos males que a veces pasan inadvertidos o son mal diagnosticados, y que se vinculan con la vista, el oído y la masticación. Ello repercute no sólo en su bienestar físico, sino también en el psicológico y social.

La integridad del cuerpo humano es la base para que los órganos y sistemas funcionen adecuadamente, y la boca no es la excepción. Contar con piezas dentales en buen estado no sólo es importante para masticar y nutrirse bien, sino que además tiene un papel relevante en el aspecto estético, el mecanismo del lenguaje y la calidad de vida. La boca puede ser reflejo de la educación sanitaria de la persona, de su estado nutricional y de ciertos padecimientos sistémicos así como el medio que ayude a identificar reacciones adversas a múltiples fármacos. En esta época de la vida también se presentan trastornos del gusto, entre los cuales el dulce es el menos afectado, seguido por el salado. Al explorar la cavidad oral se debe estudiar el color y la apariencia de la mucosa, la existencia y el estado de los dientes, si hay lesiones o ulceraciones, la superficie de la lengua, además de la cantidad y el olor de la saliva. Si la persona usa dentadura postiza, ésta debe ser la correcta. La limpieza de la cavidad oral se debe realizar con productos antiplaca que, junto con el cepillado adecuado, son la mejor manera para prevenir problemas como la gingivitis y la periodontitis. En cuanto a la caries dental, lo mejor es una buena limpieza con enjuagues con flúor, y acudir cada seis meses a que un odontólogo elimine la placa dentobacteriana y el sarro. Un enjuague bucal antiplaca, seguido de un cepillado completo y el uso de hilo dental, en verdad impiden que la placa se acumule. Con las tabletas reveladoras de placa se puede identificar y subsanar las deficiencias del cepillado.


El oído
Es muy frecuente que las personas mayores tengan problemas de audición, y esto es sumamente importante porque predispone al aislamiento, la introversión y a los sentimientos de desconfianza. Es común que las pérdidas auditivas sean secundarias a problemas en el oído externo, como los tapones de cerumen endurecido que pueden llegar a ocupar el conducto auditivo externo; el crecimiento de pelos en el conducto auditivo; la rigidez y sequedad de sus paredes. Se trata de problemas que se detectan por medio de la exploración física y se corrigen con facilidad. Ya que la piel del conducto auditivo externo es muy delgada y sensible es fácil lastimarla, por lo cual un especialista debe realizar la limpieza en los oídos de los ancianos. No hay que usar hisopos para limpiarlos, pues provocan que el cerumen se compacte y lastime la piel del conducto auditivo externo y la membrana timpánica; tampoco conviene que entre agua en los oídos durante el baño.


Además de alterarse el gusto y la audición, conforme avanza la edad también se afecta el sentido del olfato. De la nariz hay que valorar la simetría, palpar su estructura, observar la mucosa y su humedad, si el septum está alineado y si la permeabilidad de las fosas es la correcta. La nariz se limpia recortando las vibri-zas (pelos) de las fosas y limpiando las secreciones con la ayuda de hisopos, pañuelos y quizá suero fisiológico para facilitar el procedimiento.
Aunque no hay que exagerar la limpieza de los orificios naturales porque se puede lesionar la piel o la mucosas, es importante tener en cuenta estas medida higiénicas para evitar los problemas mencionados.

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