Los progresos en la ciencia y la tecnología están ensanchando el horizonte de la medicina y extendiendo las finalidades del cuidado médico más allá de los aspectos preventivos y curativos, hacia un tipo de disciplina más integral. En los últimos años, los avances científicos en ingeniería, biomecánica, técnica de materiales, electricidad, anatomía, informática y robótica le han dado un gran impulso y desarrollo a las tecnologías ortopédicas.



A través de la historia los avances tecnológicos han sido utilizados para satisfacer necesidades esenciales en los seres humanos. Con estos avances comprendemos el mundo en que vivimos, la relación con el medio que nos rodea y de este modo mejoramos nuestra calidad de vida.

La ortopedia no sólo se refiere a huesos rotos; el espectro de padecimientos que trata es más amplio. El ortopedista es un experto en las afecciones del sistema músculo-esquelético y sus metas finales son aliviar el dolor y mejorar la movilidad en los pacientes afectados por trauma, enfermedades congénitas u adquiridas, así como por patologías crónico-degenerativas y otras condiciones similares.

Si hablamos de tecnología ortopédica de inmediato nos centramos en la tecnología innovadora que continuamente se nos presenta en los biomateriales y procedimientos utilizados en los reemplazos y reconstrucciones de cirugías articulares: columna, hombro, codo, mano, cadera, rodilla, pie y tobillo; sin embargo, dentro de este concepto también se incluyen los productos, instrumentos, equipos o sistemas técnicos utilizados por una persona con discapacidad, fabricados específicamente, o disponibles en el mercado, para prevenir, compensar, mitigar o neutralizar una deficiencia, discapacidad o minusvalía y así mejorar la calidad de vida de las personas y facilitar su integración social.

Los avances tecnológicos pueden tener gran impacto en una persona que se enfrenta a una enfermedad o a problemas de movilidad temporal o permanente, pueden ayudar de manera decisiva a que los pacientes recuperen el nivel de actividad que disfrutaban con anterioridad o a que incrementen su confianza y se enfrenten con más armas ante una discapacidad funcional.

Los productos y sistemas técnicos empleados comúnmente en los pacientes ortopédicos incluyen una gama de dispositivos que permiten el desplazamiento de aquellas personas con problemas de locomoción o movilidad reducida (paraplejia, cuadriplejia, post-quirúrgicos o dolores fuertes en ambas extremidades inferiores). Entre estos productos sanitarios de uso externo, no implantables, que se adaptan individualmente a cada paciente y modifican sus condiciones estructurales o funcionales del sistema músculo-esquelético encontramos: sillas de ruedas, bastones, andaderas, ór-tesis blandas, rígidas y semi rígidas, fabricados con los avances técnicos en biomateriales y en computación CAD-CAM (Computer Aided Design y Computer Aided Manufacturing, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, el desarrollo de estos productos en el transcurso de los años no se comprendería si no es abordado desde dos aspectos fundamentales:

a) Desde el punto de vista individual, ya que el hombre siempre ha sentido la necesidad de enfrentar los problemas y limitaciones de locomoción, así como de suplir la falta de alguno de sus miembros por distintas razones.

b) Desde el punto de vista social, la misma sociedad, a través de su modo de vida, ha generado sus propias necesidades sanitarias, así como la solución para las éstas. Observando la historia desde este concepto, no es muy difícil inferir que los avances de la tecnología ortopédica respecto del desarrollo histórico de la humanidad, se han dado luego de las grandes guerras, que dejaron una enorme cantidad de personas con discapacidades físicas en gran número de países.

Desde la Primera y la Segunda Guerra Mundiales, se aceleró el desarrollo de la tecnología ortopédica como una disciplina técnica (no sólo referida a hechos empíricos, sino a hechos científicamente explicados) con aportes decisivos de la cirugía, la biomecánica y la tecnología de materiales, para llegar a su estado actual: una disciplina médica independiente, con sus propios mecanismos y procesos terapéuticos.

Dentro de la amplia gama de dispositivos que comprende la tecnología ortopédica y que han experimentado cambios significativos a través del tiempo, están las sillas de ruedas, dispositivos que permiten el desplazamiento de personas con problemas de locomoción o movilidad reducida. Básicamente existen dos clases de sillas de ruedas: las eléctricas y las manuales. De las segundas destacan las que son impulsadas por un asistente, las bimanuales impulsadas por ruedas traseras o delanteras y que en ciertos casos especiales cuentan con un navegador satelital y una laptop con funciones de red activa para facilitar la movilidad del afectado.

Estas sillas generalmente son plegables (para ahorrar espacio y poder ser transportadas en maleteros y otros habitáculos similares) y suelen estar construidas con elementos ligeros y resistentes como aluminio o acero reforzado. En ciertos casos se utiliza titanio al carbono, con un revestimiento de poliamida denominado Kevlar, para brindarle mayor durabilidad, ya que muchas veces el usuario debería ser capaz de levantarla y guardarla, para permitirle cierto grado de autonomía y autosuficiencia.

La primera silla de ruedas conocida y creada especialmente para ese propósito fue la del rey Felipe II de España, quien sufría un trastorno motriz que le imposibilitaba el desplazamiento normal.

La primera patente sobre una silla de ruedas data de 1869; se trataba de un modelo bimanual impulsado por ruedas traseras. Al poco tiempo surgieron nuevos modelos de tres ruedas y con otras modificaciones como la adaptación de las ruedas para que pudieran ser utilizadas monomanual o trimanualmente.

El primer modelo impulsado por electricidad, data de 1924. Este modelo no resultó llamativo para el público por el ruido que causaba, que fue comparado en muchas ocasiones con el graznido de las gallinas, por lo cual fue denominada la gallineta o el gallimóvil.

La silla de ruedas tal y como la conocemos ahora fue creada en 1932 por el ingeniero Harry Jennings. Everest & Jennings es la compañía fabricante de sillas de ruedas más grande del mundo. Mucha gente no sabe que el fundador y diseñador de esta compañía internacional era discapacitado y que él mismo usaba una de éstas. La primera silla de ruedas "E&J" —que fue una innovación en su tiempo— fue la respuesta creativa de una persona discapacitada a una necesidad personal.

Las primeras sillas de ruedas eléctricas aparecieron en Estados Unidos en la década de los cincuenta. A pesar de que las sillas actuales se podrían llamar electrónicas, las primeras eran verdaderamente eléctricas, pero muy lentas. El siguiente gran avance fue la integración de un circuito electrónico y control de manejo gradual, los motores de bobina fueron reemplazados con motores de magneto permanente, más livianos y eficaces.

Hoy en día la fabricación de sillas de ruedas es una industria revolucionaria con creaciones que asombrarían a los diseñadores iniciales. Recientemente Porsche Design que ha dado a conocer su más nuevo concepto, la "Silla de Ruedas Pegasus" que en lugar de cuatro, presenta tres ruedas. Este singular diseño permite a los discapacitados moverse eficientemente incluso en posición erguida, pues su control manual combinado con un motor eléctrico y sensores giroscópicos, permiten al conductor moverse a través de situaciones complicadas sin mayor problema. No alcanza las velocidades de los exóticos coches de la misma marca, pero ofrece una mejor movilidad que las demás sillas de ruedas.

Todos los dispositivos de asistencia o tecnologías de apoyo para la marcha: bastones modificados o multipodales, andaderas, muletas, muletas de antebrazo, así como las órtesis utilizadas en trastornos de cuello, columna y rodilla, han experimentado la influencia del desarrollo de la ciencia y la tecnología. Un ejemplo del avance en la fabricación de estos dispositivos son "las muletas compactadas", proyecto reciente de Astro Design ha trabajado en proyectos de diseño industrial tan importantes como la Xbox 360 de Microsoft, los relojes Triax de Nike, o las ya históricas iPAQ de Compaq. Las muletas compactadas no miden más que el largo del brazo, y pueden ser guardadas en el maletero del coche, en los compartimentos de los aviones, o debajo de una silla en los restaurantes. Una vez extendidas, pueden ser utilizadas por cualquier persona como si se tratara de unas muletas tradicionales.

Otro importante avance dentro de la tecnología ortopédica lo ubicamos en el desarrollo de las prótesis estéticas. Éstas son esculturas plásticas que guardan gran parecido con las partes del cuerpo y su función consiste en cubrir las partes faltantes y lograr un equilibrio estético.

La fabricación de las mismas se lleva a cabo con elastómeros de la familia de los silanos. Dichos materiales, a diferencia de otros plásticos, tienen como base cadenas de silicio en vez de cadenas de carbón, lo que hace que los materiales no reaccionen en solventes orgánicos convencionales como las acetonas, alcoholes, gasolina y grasas. Por no contener carbón en su estructura resisten altas temperaturas; son materiales con buenas propiedades elásticas y con buena resistencia a la ruptura.

Las prótesis estéticas se sujetan al cuerpo de diversas formas y dependen de las condiciones de cada paciente. La forma empleada más frecuente para sujetarlas es por medio de succión; al colocar la prótesis en el muñón de la extremidad afectada, se forma un ligero vacío entre el plástico y la piel manteniéndola en su posición, sin temor a que ésta se suelte durante su uso diario.

Recientes diseños de prótesis de extremidades incorporan sensores de presión y temperatura para mejorar la interacción de los pacientes con el medio en que se desempeñan. Por oirá parte, introducen mecanismos de control y sensaciones de la posición de las articulaciones inspirados en la propiocepción, es decir, en el tacto propio.

En la actualidad, el hecho de considerar los factores biomecánicos y fisiológicos así como el uso de biomateriales, influye sobre la capacidad de estos dispositivos para conseguir los objetivos en el tratamiento de las patologías.

Las personas que utilicen sillas de ruedas, dispositivos de asistencia, órtesis o prótesis estéticas deben sentirse a gusto con ellos para integrarse adecuadamente a su entorno social, laboral y familiar. De tal suerte que la tecnología hoy más que nunca está al servicio de cualquier paciente ortopédico —discapacitado o en proceso de rehabilitación— para brindarle una mejor forma de vida así como una pronta reintegración a su vida cotidiana.


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